esac
Fundación Escuela de Artes Contemporáneas de Bogotá

Notas ESAC
Porque aquí también contamos historias de la construcción de un país lleno de arte
N O T A
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Padrinos ESAC
el respaldo al proceso de todos

Sebastián Vásquez es un administrador de empresas que vive en Pereira. Sin embargo, el lugar donde reside no ha sido impedimento para conocer de primera mano el trabajo que se realiza en la Fundación ESAC.
Sebastián supo de todas nuestras iniciativas a través de su hermano Julián, y desde ese momento determinó respaldarlas de manera decidida. ¿Cómo lo hizo?, siendo un Padrino ESAC.
Él y todas las personas que le apuestan a la construcción de un país lleno de arte por medio de esta modalidad, se han convertido en pieza clave para apoyar los procesos educativos y artísticos que reciben nuestros alumnos en los distintos Talleres de Extensión ESAC.
Tanto Sebastián, como todos los que se han dispuesto a ayudarnos con contribuciones económicas bajo la figura de Padrinos, no tienen la posibilidad de patrocinar el proceso individual de uno de nuestros alumnos, sino que por el contrario, tienen la posibilidad de respaldar un Taller en su totalidad; ¡mejor aún!.
Nuestros Padrinos saben de primera mano el desarrollo de las tareas que se llevan a cabo dentro de la Fundación, gracias a la información que compartimos en nuestras redes sociales; y a las puertas abiertas que tienen siempre para visitarnos en las clases o en el gran Cierre de Semestre ESAC, el cual celebramos al terminar cada semestre.
Finalmente, sobre la experiencia de dos años que Sebastián ha tenido siendo parte de este programa, el joven señala: “El camino que están labrando es difícil, pero muchas cosas grandes pueden salir de aquí. Están abriendo nuevos rumbos y puertas para niños, niñas y jóvenes”.
¡Toma el impulso y únete a nuestra gran familia de Padrinos ESAC!
Por Juan Pablo Esterilla. Estudiante de Periodismo y Opinión Pública. Voluntario ESAC.
N O T A
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Bake Up
La receta que genera espacios de arte

Para Angélica Fandiño, una de sus mayores destrezas es la repostería. Desde niña tuvo la posibilidad de darle rienda suelta a su imaginación para hacer galletas, tortas y colombinas. La hoy joven empresaria, sabe que gran parte de su éxito es el resultado de tener herramientas y manos amigas para el continuo aprendizaje de una pasión.
Angélica ofrece en grande y sueña en grande. Su comercializadora de productos de pastelería, Bake Up, no sólo se ha ganado espacios en importantes ferias culinarias, sino que también se ha convertido en socia fiel de nuestra fundación, Fundación ESAC, “Yo llegué a la Fundación por mi amiga voluntaria Angélica Zúñiga. Desde el comienzo me encantó el proyecto y aún hay mucho por hacer”, asegura Fandiño. Así pues, organización y empresa privada trabajan de la mano por un mismo objetivo: ¡La construcción de un país lleno de arte!
Durante un año de trabajo, Angélica ha tenido ingeniosas ideas de las que todos hemos aprendido, una de ellas: ¡La elaboración de cinco productos que tienen la paleta de colores de la Fundación y que son comercializados a través de nuestra página web!, “En la pastelería no sólo basta tener un producto rico al paladar, sino que al igual que ocurre con los Talleres de las disciplinas artísticas impartidas en la Fundación, se busca un impacto visual, estético”, dice la bogotana.
Las oportunidades de aportar nunca terminan. Es por esto que Angélica ya tiene listas sus dos próximas acciones para contribuir a tener un país lleno de arte; la primera, ¡poner en sus galletas dibujos realizados por los niños del Taller de Artes Plásticas y Visuales!, y la segunda, ¡invitar a más corporaciones y empresas a vincularse a trabajar con nosotros!
Por Juan Pablo Esterilla. Estudiante de Periodismo y Opinión Pública. Voluntario ESAC.
N O T A
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COMO SI TUVIERAS
¡Patacoré!

1, 2, 3; 1, 2, 3. La música se cuenta, pero también se debe sentir, ¿el escenario propicio para ello? tu casa, un parque o por qué no el salón de la Junta de Acción Comunal del barrio Tibabuyes Santa Barbára, en Suba. Allí, las sonrisas y la diversión se ponen a la orden del día, si de lunes o sábado de Danza se trata.
El equipo se enciende. Majo, Andrés Camilo, Karen, Sofi o John, saben que puede sonar un elegante currulao, un cadencioso abozao, una juga u otro ritmo del pacífico. El turno del día: ¡un levanta polvo!; la canción: “el loco del machete”.
–Ras tas tas, córrete más pa’ allá; ras tas tas, córrete más pa’ acá-, se le escucha decir a un cantautor alegre. Al oírse este verso, implícitamente cuerpos y mentes de nuestros alumnos estrellas, indican que es momento de una cosa: ¡tirarse al suelo para moverse hasta que el cuerpo aguante!; es la representación del Patacoré, ritual con el que se cura la fiebre y los mareos de los niños en Nariño y Cauca.
Ha terminado una jornada más de aprendizaje, de construcción de un país lleno de arte. Para la próxima clase, de seguro cada uno de nuestros inquietos alumnos se seguirá moviendo para sentir canciones que le cantan al paisaje, a las costumbres y también a la cotidianidad de una extensa zona del país; ¡nuestro pacífico!
Por Juan Pablo Esterilla. Estudiante de Periodismo y Opinión Pública. Voluntario ESAC.